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25 jun 2014

Finanzas

Mucho cuidado con los gastos

Pantalones vaqueros con billetes de euros en uno de los bolsillos traseros.
Cuando uno es joven, empieza una vida nueva y cuenta con ingresos propios, las posibilidades son ilimitadas y las oportunidades para gastar, también. Le surgirán muchas necesidades nuevas y otras muchas tentaciones: un coche, un piso, muebles, un nuevo equipo de música, un viaje… Hay que disfrutar, pero es crucial controlar los gastos y ajustar su estilo de vida al presupuesto.
Muchos jóvenes dicen que no pueden emanciparse, aunque trabajan y cobran sueldos fijos. Otros sí lo intentan, pero acaban por volver a casa de sus padres. En estos tiempos, independizarse es francamente difícil, pero está al alcance de la mayoría con un poco de planificación y control. La regla número uno es siempre, siempre, siempre gastar menos de lo que se ingresa.
Si todavía no ha empezado el nuevo trabajo, recuerde que debe afrontar una serie de gastos antes de percibir su primera nómina.
Por ejemplo: quizá el trabajo le obligue a mudarse a otra localidad. Los gastos pueden ser considerables si no los paga la empresa. Valore el coste de vida de su nueva ciudad. Un mismo salario no permite el mismo estilo de vida en Madrid y Barcelona que en un pueblo pequeño.
Incluso en el caso de quedarse con sus padres, hay gastos adicionales relacionados con su nueva situación laboral: vestuario nuevo, gastos de desplazamiento, comidas fuera de casa. Si no fuera posible aguantar hasta recibir el primer salario, intente negociar un anticipo con la empresa.
Recuerde: el dinero prestado, aunque sea sin interés, son los ingresos de mañana que se están gastando hoy.
Insistimos en la importancia de ajustarse al presupuesto y no gastar más de lo que pueda permitirse. El endeudamiento tiene un efecto de “bola de nieve” y podría encontrarse rápidamente en serias dificultades financieras que le pesarán durante muchos años. No es forma de empezar una vida.

Necesidades de financiación

Aun ajustándose a un presupuesto frugal y ejerciendo el mayor autocontrol posible, es posible que necesite financiación para cubrir nuevos gastos, sobre todo si se ha emancipado. En otras secciones hablaremos sobre la compra de un coche y la adquisición de vivienda. Lea las siguientes opciones para otros gastos de consumo.
Anticipos. Como ya hemos mencionado, muchas entidades dan anticipos del importe de la nómina, sin interés, siempre y cuando la tenga domiciliada en la cuenta. Pero el plazo para devolver el adelanto es muy breve y si lo traspasa empiezan a cobrarle intereses.
Créditos 0%. Algunos bancos ofrecen préstamos y créditos de pequeña cuantía (alrededor de los 3.000 €) sin intereses, sobre todo si tiene domiciliada la nómina. El período de tramitación de estos mini-préstamos suele ser muy corto, por lo que el cliente dispondrá del dinero casi inmediatamente. El plazo de amortización, es decir, el tiempo para devolver el dinero, suele ser muy corto, normalmente entre tres y seis meses.
La oferta es muy variada y siempre hay que comparar entre varias entidades. No todos ofrecen el crédito sin interés. Algunas cobran comisiones de apertura y otras no, algunas ofrecen además un seguro de incapacidad o desempleo para asegurar el pago del préstamo, etc.
Son productos que podrían ser convenientes en un momento puntual de necesidad o para pagar ciertas adquisiciones necesarias si no tiene suficiente dinero ahorrado. Pero recuerde que, aún en el caso de no cobrar intereses, un préstamo de 3.000 € a pagar en seis meses significa una cuota mensual de 500 € que se añade a sus otros gastos mensuales. ¿Podrá pagarlo? Hay que evitar que la deuda genere más deuda.
Préstamos personales. Las entidades de crédito ofertan infinidad de préstamos personales, también llamados préstamos de consumo, con distintos nombres comerciales y para distintos fines: préstamos coche, créditos vacaciones, préstamos bodas, crédito “compra todo”, pero con unas pequeñas variaciones todos son fórmulas que permiten disponer de dinero para comprar un bien o servicio de forma inmediata y devolver el dinero dentro de un plazo determinado, junto con los intereses.
Para comparar la gran oferta de préstamos de consumo en el mercado hay que considerar:
  • Tipo de interés
  • Comisiones de apertura y cancelación (total o parcial)
  • Otros gastos
  • Plazo de amortización (el tiempo para devolver el dinero prestado)
  • Importe de la cuota mensual (determinado por el tipo de interés y el plazo).
En vez de comparar el tipo de interés nominal, siempre es preferible utilizar la TAE (Tasa Anual Equivalente). Es mejor indicador del precio real del préstamo, ya que incluye el tipo de interés nominal más las comisiones y gastos bancarios.
Antes de concederle un préstamo, la entidad de crédito realizará un estudio de viabilidad para valorar su capacidad de pago. Este estudio es parecido a la elaboración de su presupuesto personal. Contempla sobre todo sus ingresos mensuales y sus compromisos de pago como otras deudas pendientes, incluyendo saldos de las tarjetas de crédito, para estimar si va a poder pagar las cuotas mensuales del préstamo sin dificultades. El banco también valorará su solvencia (inmuebles, inversiones, otras cuentas bancarias, etc.), que sirve de garantía.
Si usted es joven, tiene ingresos ajustados y poco patrimonio para respaldarle, probablemente sea necesario tener un avalista (otra persona que firma estar dispuesto a hacerse cargo de la deuda si usted no paga) para poder conseguir un préstamo personal.
Para más información sobre los préstamos personales, vea “La oferta de productos y servicios financieros”.

Tarjeta de crédito atrapada en una trampa para ratones.
Tarjetas de crédito. Un uso racional de la tarjeta de crédito permite planificar y aplazar los gastos, y acceder a un crédito a corto plazo sin tener que realizar ningún trámite. Pero precisamente por esta facilidad de acceso a dinero que no se tiene, las tarjetas de crédito han pasado a ser la principal causa de sobreendeudamiento, sobre todo entre jóvenes.
Las tarjetas de crédito permiten establecer básicamente dos opciones para aplazar pagos:
  • Pagar todos los cargos realizados al principio del siguiente mes. Con este sistema sólo se paga lo que se ha gastado el mes anterior, sin intereses, pero hay que cerciorar tener saldo suficiente en la cuenta en la fecha del cobro.

    Esta modalidad de pago es la más recomendable porque no encarece los productos comprados y porque no hay peligro de un exceso de endeudamiento. Si se liquida toda la deuda cada mes no pagará nunca intereses, pero si no provee los fondos suficientes para hacer frente al pago de todos los cargos del mes, se cobrarán intereses altos y se puede bloquear la tarjeta.
  • Pagar sólo una parte de lo que se debe, manteniendo un saldo deudor. Con esta modalidad de pago, llamada también "de pago aplazado", el titular tiene a su disposición una cantidad de crédito para utilizar, o no, como quiera (normalmente hasta unos 6.000 euros). Establece la cantidad que quiere pagar cada mes, que puede ser una cuota fija o un porcentaje del saldo de la deuda. Siempre existe un mínimo a pagar.

    Esta fórmula es como disponer sin trámites de un préstamo personal en todo momento, pero a cambio de pagar unos intereses altísimos (entre un 11% y un 25%), muy por encima de cualquier préstamo personal.

    Para aquellas personas con un alto grado de autodisciplina es una opción de pago comodísima; sin embargo, si no se tiene esa autodisciplina puede ser muy peligrosa. Como hemos dicho, al saldo sin pagar se aplican intereses muy altos, lo que engorda el importe a devolver (¡un 20% anual!). Si el mes siguiente se vuelve a hacer compras utilizando la tarjeta, y se vuelve a pagar sólo el mínimo exigido, de nuevo se aplican los intereses sobre el nuevo saldo, y así va creciendo la deuda de forma exponencial.

    Todavía peores son los casos de personas que utilizan más de una tarjeta de estas características. Antes de darse cuenta están obligados a pagar una cantidad considerable todos los meses sólo para que no crezca todavía más su deuda, pero sin poder disminuirla. Para llegar a eliminar la deuda de las tarjetas de crédito tardarían años, tiempo y dinero que podría estar mejor empleado acumulando un fondo para adquirir una casa, preparar la jubilación y realizar cualquier otro sueño.

    Un uso racional de las tarjetas de crédito exige no gastar dinero que no se tiene.
Créditos “aplazapagos”. Se trata de préstamos para financiar las compras realizadas en ciertos comercios autorizados por la entidad de crédito. Los importes concedidos rondan los 10.000 euros y los plazos de amortización están entre cuatro y ocho años. Algunas entidades ofrecen hasta 60.000 euros. Los tipos de interés suelen ser similares a los de los préstamos personales. Su ventaja es que normalmente los trámites se hacen en el propio establecimiento comercial, sin tener que acudir a la sucursal bancaria.

Otros: Para una descripción de otras fórmulas de financiación, como descubierto en cuenta y créditos rápidos, vea “Opciones para utilizar dinero prestado” del bloque “Cómo llegar a fin de mes”.
Recuerde: Comprar ahora y pagar después significa endeudarse. La gratificación instantánea de comprar a plazos puede hacernos caer en un círculo de consumismo compulsivo que siempre acaba en un exceso de endeudamiento, sumamente peligroso para nuestra salud financiera.

No se deje engañar por la publicidad que insinúa que podrá comprar todo lo que quiere gracias a un préstamo o a un crédito. Los gastos siempre han de mantenerse de acorde con su nivel de ingresos y no con la disponibilidad de crédito.
En vez de acudir a la financiación ajena, cultive el hábito de ahorrar para poder realizar sus compras. Es la mejor forma de priorizar y distinguir entre lo que realmente necesita y aquello que no puede permitirse.

Pague las deudas

Tener que pagar deudas reduce el dinero que tiene disponible para vivir y ahorrar.
Si tiene usted deudas pendientes, estará destinando una parte importante de su sueldo mensual en el pago de las cuotas, reduciendo el dinero que tiene disponible para vivir y ahorrar. Si no recibe ninguna ventaja fiscal de estas deudas (como tendría en el caso de un préstamo hipotecario), debe poner como prioridad su eliminación, sobre todo si los intereses son altos. Se trata de sacar de su sueldo el mayor partido posible. Si los intereses de los préstamos que paga son mayores de lo que podría ganar ahorrando o invirtiendo, su dinero estará mejor empleado reduciendo o eliminando las deudas.
http://www.finanzasparatodos.es

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